Entre playas, lagos y volcanes, la cocina tradicional nicaragüense destaca con sabores y aromas que despiertan en nuestro paladar sensaciones caribeñas únicas y explosivas. Los platos preferidos en Nicaragua para la época de cuaresma y semana santa no son la excepción a esta fusión de sabores tan característica de la región.
Realizar un viaje a través de las diferentes regiones de Nicaragua es un exquisito viaje gastronómico para deleitar nuestro paladar, se mezclan los sabores afrocaribeños de Costa Caribe, y las deliciosas fritangas en la región del Pacífico.
Entre los platillos que hemos heredado de nuestros ancestros precolombinos, está la güirila, una delicia semidulce a base de maíz tierno.
Es interesante penetrar la gastronomía del barrio indígena Monimbó, para encontrarse con platillos prehispánicos que se han resistido a la transculturación y conocer a este pueblo valiente.
En las fiestas navideñas nicaragüenses salen a relucir deliciosos platillos con influencias de las culturas anglosajonas y africanas.
Siempre se ha limitado identificar los elementos que definen la identidad de un pueblo en la historia y la cultura, pero la cocina ha sido reivindicada, porque a través de los platillos se narra la historia y se manifiestan las costumbres y las tradiciones.
En Nicaragua es muy popular el frijol rojo y es la base de la alimentación nicaragüense, no hay familia que a la hora del desayuno no lleve a la mesa unas tortillas elaboradas con el frijol rojo molido.
La cocina resume las costumbres y la historia de un país a través de sus platillos. Gallo pinto a través de su historia nos recuerda la llegada de los migrantes: chinos, italianos y africanos que enriquecieron nuestra gastronomía, sin que perdiéramos nuestras costumbres.
La cocina es una manifestación de lo cultural y social de un pueblo, que se transmite a través de generaciones. En el arte culinario podemos ver y saborear parte de nuestra historia.
La cususa es el licor más antiguo de Nicaragua, producido a partir de la destilación de la maceración del maíz, después de una fermentación de cuatro días.
Con la llegada de los españoles a Nicaragua ocurrió una fusión cultural y racial, que se refleja en la gastronomía nicaragüense, donde se introdujeron ingredientes africanos, europeos y asiáticos. El mondongo es una manifestación de esa amalgama.
La legendaria barriada indígena de Moninbó se ha caracterizado siempre por mantener vivas sus tradiciones y costumbres, donde el patrimonio gastronómico ha sido reconocido como uno de los baluartes más reconocidos de Nicaragua.