
Al oeste de Nicaragua se encuentra la ciudad Masaya, capital del Folklore del país, famosa por su barrio indígena Monimbó, pueblo chorotega prehispánico, que a lo largo de los siglos se ha caracterizado por su valentía en defender su etnicidad, resistiéndose a la colonización española y a dos dictaduras.
Una comunidad ancestral
La comunidad indígena de Monimbó se destaca por su gastronomía con algunos platillos que no son conocidos en el resto del país y su elaboración es transmitida de generación en generación en forma oral.
Cada celebración es acompañada con comidas especiales como sopa de hueso ahumado, come y cállate, tamal agrio, chanfaina, pinol de iguana y postres muy variados.
En cada fiesta los alimentos son elaborados por unas cocineras conocidas por el dominio en el arte culinario y son llamadas “Matronas de cocina”; no se limitan solamente a las festividades religiosas, sino en la muerte de un miembro de la comunidad, ellas dirigen el velorio durante los días establecidos y al cumplirse un año.
La típica mesa
Para la elaboración de la comida, usaban utensilios fabricados con piedras volcánicas como el metate y cortaban las carnes con cuchillos de obsidiana.
Entre los platillos que se ofrecían al medio día estaba el arroz aguado, masa de cazuela y otros alimentos, acompañados de refrescos y dulces y no faltaba un trago de cususa.
Acostumbraban cocinar sus alimentos sobre llamas y brasas, lo cual ayudó a perfeccionar sus utensilios de cocina empleando el barro cocido para fabricar ollas, coladeras, cazuelas y comales.
Gracias a esta comunidad indígena, que ha preservado sus tradiciones, incluyendo la gastronomía, hoy podemos disfrutar de su creatividad, artesanías y cocina.